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Luego de ser liberado por sus hermanos, y con ayuda de cierta molesta bruja, habían llegado a un acuerdo de no agresión con Marcellus, siempre y cuando los Mikaelson no interfirieran con sus negocios en la ciudad. Niklaus podía haber amado a New Orleans en el pasado, pero ahora esa ciudad era lo último en lo que pensaba y gobernarla no estaba dentro de sus prioridades en ese momento, ahora lo único que importaba era mantener a Hope a salvo y aún si “el pequeño guerrero” había dicho que Hope no debía temerle, Klaus no confiaba nada en él.
Eliminar la ventaja de Marcel, o retenerla como mínimo, debía ser prioridad y para la mala suerte de los Mikaelson su hermana mayor, Freya, no había despertado aún de su largo sueño. No sabían si esto era debido a que La Chambre de Chasse la mantenía prisionera o simplemente Freya no tenía la fuerza aún para romper el hechizo, pero el hecho de que la bruja de la familia no estuviera era sin duda alguna un problema mayor.
Agudizó su oído y noto la tranquila respiración de Hope que dormía a tan solo unas habitaciones de distancia. Caminó con paso ligero hasta donde su pequeña lobita descansaba y con cuidado de no despertarla se sentó en el extremo de la cama de la niña, acarició su cabello y sonrió. “Te mantendré a salvo, Always and Forever", susurró Niklaus; era una promesa que definitivamente iba a mantener bajo toda circunstancia.
Se levantó del lecho de reposo de la niña y se dirigió fuera de las ruinas del Complejo Mikaelson, que una vez fue el orgullo de su familia. Observó los restos del escudo de su familia en el suelo y una sensación de nostalgia y enojo invadió su cuerpo.
No podía permitir que Marcellus lo expulsara de la que alguna vez fuera su ciudad, no porque quisiera la ciudad, sino por una cuestión de orgullo, sin embargo, tampoco podía dejar que Hope fuera lastimada por tal situación y ante todo la seguridad de @PrincessHybrid_ debía ser lo primero.
El híbrido suspiro y observo el cielo, el alba había roto la oscuridad de la noche y los primeros rayos del sol bañaban la ciudad. Podía escuchar desde la lejanía el alegre sonido de la música que siempre sonaba en esa alegre ciudad, la gente estaba empezando despertar. Klaus decidió caminar por las calles que se empezaban a llenar de personas, su mente aún estaba atribulada ante todos los peligros que este mundo aguardaba por su hija, todos los enemigos que había hecho a lo largo de los siglos habían sido heredados por ella.
Cualquiera que quisiera hacer daño a Klaus o a la familia Original lo podría hacer a través de la pequeña Hope y ese era un pensamiento que atemorizaba en lo más profundo al híbrido original. Sin embargo, iba a encontrar la forma de protegerla sin importar que, las consecuencias no importaban, si la seguridad de Hope estaba en juego, todo lo demás era daño colateral, así era como los Mikaelson habían vivido desde que Madre los había convertido. Pero la inocencia de Hope debía ser protegida así que se debían mantener los daños colaterales al mínimo o de preferencia que no hubiera ninguno.
Vagaba aún perdido en sus pensamientos cuando sintió un aroma muy familiar que se acercaba. “No puede ser, debe ser mi imaginación, no puede ser ella” pensó el híbrido, mas no pudo evitar sonreír. Era sin duda el olor de Elena Gilbert, la última dopplegänger de la línea de sangre Petrova sangre que podría usar para proteger a Hope. Niklaus se ocultó a simple vista entre los comerciantes del barrio francés y espero, luego de unos minutos Elena en persona apareció en un auto y con prisa se dirigió hacia un pequeño restaurante. No podía estar en New Orleans por casualidad, debía ser obra del destino, y así de pronto, la solución a su problema estaba ahí.
Él la siguió hasta ese pequeño restaurante y cruzó el umbral cuando ella preguntaba por él. —¿Me buscabas?—preguntó él y le dedicó una sonrisa maquiavélica a lo que ella respondió diciendo que necesitaba la ayuda de Klaus, el híbrido ensanchó su sonrisa sin duda debía ser obra del destino. —¿Dónde están mis modales? Ven siéntate, debes estar hambrienta—dijo él mientras señalaba una mesa cercana para que ella le acompañara —¿Por qué no me dices que necesitas mientras comemos algo, no te preocupes, no muerdo—bromeó él? Primero Katerina y luego Elena, se había encontrado con ambas bajo circunstancias similares, sin duda era obra del destino.
La joven Elena Gilbert sintió algo dentro de ella al momento que escuchó aquella voz tan familiar tan cerca de ella. A pesar de que encontrarlo era el objetivo principal de su viaje a Nueva Orleans nunca se planteó la posibilidad de que el que Klaus Mikaelson la encontrará primero era algo real. Lo observó deseando en su interior que el miedo no se hiciera notar aquella noche, delatándola, debía dejar clara la razón por la que iba y si Klaus notaba la más mínima señal de miedo en ella, quizá todo se arruinaría.
La joven humana sabía que los modales de la familia original eran impecables, o bueno, al menos por parte de los miembros masculinos de ésta, por lo que no quedó sorprendida cuando Klaus la invitó a sentarse en una de las mesas de aquel establecimiento.
El híbrido bromeó con la frase "no muerdo", sin embargo, a pesar de que Elena sabía que era una simple broma algo le decía que tuviese cuidado. Se sentaron en una mesa un poco alejada del resto, lo cual, le venía bien a ella, no sabía quién era vampiro y quien no y con ello no sabía quién podría estar escuchando cada palabra de aquella conversación.
—Bueno, Klaus, como dije hace un momento, necesito de tu ayuda. Intentó sonar lo más segura posible pero ni ella misma se lo creía en esos momentos. En su mente recordó el motivo que la había llevado hasta ahí, la razón por la cual había decidido realizar aquel largo viaje desde Mystic Falls: Damon. Hacía un tiempo había visto morir a alguien a causa de una mordida de hombre lobo, una chica llamada Rose. No quería ver a Damon sufrir todo eso y tampoco quería ver cómo su hermano, Stefan, sufría al ver el proceso.
(Nota: Pendiente de agregar complemento al rol de @GilbxrtGirl)
Eliminar la ventaja de Marcel, o retenerla como mínimo, debía ser prioridad y para la mala suerte de los Mikaelson su hermana mayor, Freya, no había despertado aún de su largo sueño. No sabían si esto era debido a que La Chambre de Chasse la mantenía prisionera o simplemente Freya no tenía la fuerza aún para romper el hechizo, pero el hecho de que la bruja de la familia no estuviera era sin duda alguna un problema mayor.
Agudizó su oído y noto la tranquila respiración de Hope que dormía a tan solo unas habitaciones de distancia. Caminó con paso ligero hasta donde su pequeña lobita descansaba y con cuidado de no despertarla se sentó en el extremo de la cama de la niña, acarició su cabello y sonrió. “Te mantendré a salvo, Always and Forever", susurró Niklaus; era una promesa que definitivamente iba a mantener bajo toda circunstancia.
Se levantó del lecho de reposo de la niña y se dirigió fuera de las ruinas del Complejo Mikaelson, que una vez fue el orgullo de su familia. Observó los restos del escudo de su familia en el suelo y una sensación de nostalgia y enojo invadió su cuerpo.
No podía permitir que Marcellus lo expulsara de la que alguna vez fuera su ciudad, no porque quisiera la ciudad, sino por una cuestión de orgullo, sin embargo, tampoco podía dejar que Hope fuera lastimada por tal situación y ante todo la seguridad de @PrincessHybrid_ debía ser lo primero.
El híbrido suspiro y observo el cielo, el alba había roto la oscuridad de la noche y los primeros rayos del sol bañaban la ciudad. Podía escuchar desde la lejanía el alegre sonido de la música que siempre sonaba en esa alegre ciudad, la gente estaba empezando despertar. Klaus decidió caminar por las calles que se empezaban a llenar de personas, su mente aún estaba atribulada ante todos los peligros que este mundo aguardaba por su hija, todos los enemigos que había hecho a lo largo de los siglos habían sido heredados por ella.
Cualquiera que quisiera hacer daño a Klaus o a la familia Original lo podría hacer a través de la pequeña Hope y ese era un pensamiento que atemorizaba en lo más profundo al híbrido original. Sin embargo, iba a encontrar la forma de protegerla sin importar que, las consecuencias no importaban, si la seguridad de Hope estaba en juego, todo lo demás era daño colateral, así era como los Mikaelson habían vivido desde que Madre los había convertido. Pero la inocencia de Hope debía ser protegida así que se debían mantener los daños colaterales al mínimo o de preferencia que no hubiera ninguno.
Vagaba aún perdido en sus pensamientos cuando sintió un aroma muy familiar que se acercaba. “No puede ser, debe ser mi imaginación, no puede ser ella” pensó el híbrido, mas no pudo evitar sonreír. Era sin duda el olor de Elena Gilbert, la última dopplegänger de la línea de sangre Petrova sangre que podría usar para proteger a Hope. Niklaus se ocultó a simple vista entre los comerciantes del barrio francés y espero, luego de unos minutos Elena en persona apareció en un auto y con prisa se dirigió hacia un pequeño restaurante. No podía estar en New Orleans por casualidad, debía ser obra del destino, y así de pronto, la solución a su problema estaba ahí.
Él la siguió hasta ese pequeño restaurante y cruzó el umbral cuando ella preguntaba por él. —¿Me buscabas?—preguntó él y le dedicó una sonrisa maquiavélica a lo que ella respondió diciendo que necesitaba la ayuda de Klaus, el híbrido ensanchó su sonrisa sin duda debía ser obra del destino. —¿Dónde están mis modales? Ven siéntate, debes estar hambrienta—dijo él mientras señalaba una mesa cercana para que ella le acompañara —¿Por qué no me dices que necesitas mientras comemos algo, no te preocupes, no muerdo—bromeó él? Primero Katerina y luego Elena, se había encontrado con ambas bajo circunstancias similares, sin duda era obra del destino.
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La joven Elena Gilbert sintió algo dentro de ella al momento que escuchó aquella voz tan familiar tan cerca de ella. A pesar de que encontrarlo era el objetivo principal de su viaje a Nueva Orleans nunca se planteó la posibilidad de que el que Klaus Mikaelson la encontrará primero era algo real. Lo observó deseando en su interior que el miedo no se hiciera notar aquella noche, delatándola, debía dejar clara la razón por la que iba y si Klaus notaba la más mínima señal de miedo en ella, quizá todo se arruinaría.
La joven humana sabía que los modales de la familia original eran impecables, o bueno, al menos por parte de los miembros masculinos de ésta, por lo que no quedó sorprendida cuando Klaus la invitó a sentarse en una de las mesas de aquel establecimiento.
El híbrido bromeó con la frase "no muerdo", sin embargo, a pesar de que Elena sabía que era una simple broma algo le decía que tuviese cuidado. Se sentaron en una mesa un poco alejada del resto, lo cual, le venía bien a ella, no sabía quién era vampiro y quien no y con ello no sabía quién podría estar escuchando cada palabra de aquella conversación.
—Bueno, Klaus, como dije hace un momento, necesito de tu ayuda. Intentó sonar lo más segura posible pero ni ella misma se lo creía en esos momentos. En su mente recordó el motivo que la había llevado hasta ahí, la razón por la cual había decidido realizar aquel largo viaje desde Mystic Falls: Damon. Hacía un tiempo había visto morir a alguien a causa de una mordida de hombre lobo, una chica llamada Rose. No quería ver a Damon sufrir todo eso y tampoco quería ver cómo su hermano, Stefan, sufría al ver el proceso.
(Nota: Pendiente de agregar complemento al rol de @GilbxrtGirl)
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